lunes, 7 de noviembre de 2016

El reto de dirigir personas en la sociedad, en las organizaciones y en las empresas




En demasiadas ocasiones los responsables de instituciones, organizaciones y empresas dicen trabajar por las personas, y seguramente no les falta buena voluntad cuando lo dicen, pero a la hora de tomar decisiones es muy posible que piensen que las cosas se deben hacer de la forma en que se han venido haciendo, y que los recursos más importantes de gestionar son los más escasos, poniendo en primer lugar los recursos económicos, y recientemente la tecnología, dejando en un lugar muy secundario a las personas, ya sean ciudadanos, clientes, usuarios, trabajadores, etc. 

Ciertamente el talento no es escaso. Hay mucho talento, mucho conocimiento, muchas ideas, mucha creatividad, muchas ganas de contribuir a mejorar las cosas en la sociedad, en las organizaciones y en las empresas. Quizás porque el talento abunda no ha habido interés en gestionarlo bien. Quizás por eso, en nuestro país, muchas personas han buscado otros destinos en los que poder desarrollar mejor sus capacidades y contribuir con su talento a mejorar su vida y la de los que les rodean. Quizás por eso, en nuestras instituciones, organizaciones y empresas, bastantes de los que dirigen no se han dado cuenta de que hay mucho talento en sus equipos y en las personas que gestionan. No se trata de convertir en colectivas todas las decisiones, sino de desarrollar equipos, estimular liderazgos, aprovechar el talento de cada uno donde sea más útil y donde potencie más al resto de personas.

Si al ir a trabajar cada día no nos sentimos motivados, si no recomendaríamos a otros trabajar en nuestro puesto, ni en nuestra empresa u organización, si estamos mirando el reloj a cada momento para comprobar cuánto nos falta para salir del trabajo, hay algo que estamos haciendo mal. Si nos gustaría irnos de empresa, o de institución u organización si pudiéramos, si nos iríamos de país si tuviéramos la oportunidad hay algo que estamos haciendo mal, nosotros y las personas a las que elegimos para que nos gobiernen, o nos dirijan.

Los que dirigen tienen la responsabilidad de liderar los cambios, pero también el resto de personas debemos ser responsables de no aceptar que se nos trate como números, como recursos intercambiables o sustituibles a los que amenazar con despidos porque hay mucha competencia, porque todo cambia muy rápido y a bastantes de nuestros gestores eso del cambio les suena mal, sobre todo por si hay que cambiarlos a ellos. 

En una ocasión, en una conferencia, José María Gasalla comentaba el caso de un alto ejecutivo que quería contratarle para que su equipo trabajara mejor, y que estaba dispuesto a despedir a quien hiciera falta para conseguirlo. Después de hablar con el equipo José María volvió a hablar con el alto ejecutivo para decirle que ya tenía la solución a su problema, pero que seguramente no estaría dispuesto a aplicarla, porque había que despedir a alguien. El directivo le contestó que por supuesto, que le dijera a quién había que despedir. José María le dijo: "probablemente despidiéndote a ti, el equipo trabajaría mejor".